lunes, 31 de diciembre de 2012

Soñé con un mundo nuevo en el 2013


Hace un par de días soñé que el mundo - tal como lo conocemos - terminaba, y un mundo nuevo aparecía de inmediato encima del anterior, como pisoteando algo malogrado y tapándolo con masilla y pintura nueva y brillante. En mi sueño el nuevo mundo se veía algo así:
- No había fronteras. El mundo era un solo país, una sola nación. No había divisiones territoriales más allá de límites políticos y administrativos para asegurar el eficiente manejo de los recursos y la aplicación de las políticas decretadas por un gobierno único y universal. La diferencia entre idiomas, culturas y costumbres permanecía, pero ante todo imperaba los principios de la tolerancia y el bien común.
- Al no haber fronteras, las personas transitaban sin apremios ni restricciones de una ciudad a otra, de un continente a otro. Cada quien elegía vivir donde mejor encajara, desde cualquier punto de vista. Así las ciudades y las sociedades se regulaban naturalmente y todos - guiados por el principio de tolerancia y bien común - encontraban algo que hacer que le diera valor a los demás.
- Las diferencias eran mucho menos visibles. Existía un sueldo mínimo, pero también un sueldo máximo. De esta manera, ya no había diferencia entre ricos y pobres. El dinero - bajo una sola moneda universal - estaba mucho mejor distribuido, y los que "más" ganaban seguían pagando más impuestos para las ciudades en las que habitaban, reduciendo aún mas la brecha.
- Los gobernantes - eran nueve, no me pregunten por qué - se elegían por votación en línea y los resultados se daban enseguida, ahorrándole al Estado y a la población mucho tiempo y dinero. Incluso las campañas eran en línea y así se evitaban las aglomeraciones y problemas típicos de mítines y congregaciones multitudinarias. Todo en la nube, como se dice.
- Al no haber límites territoriales, no habían armas. Estas habían sido reemplazadas por ofrendas. La gente usaba mucho tiempo para pensar cómo ayudar a otro y actuar en consecuencia. Las personas eran voluntarias por naturaleza y ello contagiaba a los más ociosos e indiferentes.
- Las diferentes iglesias e ideólogos religiosos finalmente habían comprendido que todos buscaban lo mismo: todas las religiones apuntaban a la felicidad y al sentido de la vida del ser humano. Al ser parte de un mismo país, todos los seguidores de las diferentes religiones se miraban con respeto y buscaban acercarse y cooperar con base en sus semejanzas y no sus diferencias. Las diferencias se habían vuelto triviales ante el principio de bien común.
- Al tener acceso al mundo entero, sin restricciones de ninguna clase, la educación había dejado de ser sectaria y parcializada. Existía una historia como existe una matemática. Todo estaba en la nube, y las personas aprendían mucho más allá de las actuales fronteras. El intercambio cultural estaba multiplicado por miles. Las personas hablaban en promedio cinco idiomas, y esto había generado un gran proyecto para unificar lenguas y crear así un idioma universal sin eliminar los actuales, que eran el elemento esencial de las culturas ancestrales.
- Los niños iban a la escuela solos, sin escoltas ni riesgos. Las leyes eran estrictas tal como su propia aplicación. Los castigos eran disuasivos no por ser extremadamente severos, sino porque las gente vivía mucho mejor y sin diferencias, con lo cual la cárcel u otro tipo de pena se convertía realmente en un tormento al que nadie quería acceder. Las brechas económicas eran tan ridículas que no había espacio para discriminación de ningún tipo. Todos tenían acceso a las mismas cosas, y todos respetaban las condiciones y posibilidades de los otros.
- Las leyes eran también muy estrictas en relación a la protección del mundo y sus recursos. Al estar las ganancias limitadas, siempre se daba prioridad a lo correcto y bueno para la sociedad. Las mismas personas protegían "su" mundo a todo nivel y hacían que los demás respetaran los reglamentos; como en los temas de ruidos, desechos, agua, energía, limpieza pública, etc. Los gobiernos ahorraban millones en gastos gracias a las sociedades auto-reguladas.
- Finalmente, existía la tele-transportación - sí, como la de Viaje a las Estrellas. Un grupo de científicos la había hecho posible. El gobierno central había hecho una inversión sin precedentes para disponer de manera masiva de aparatos de tele-transportación, para que las personas pudieran hacer uso de ella fácilmente. Si bien había un reglamento de tráfico de partículas, esto había acabado con la aviación comercial, los automóviles, los trenes y otros medios de transporte masivo, lo cual había redundado en un aire limpísimo en las ciudades. Había por ende menos problemas de salud y personas mucho más productivas gracias a la velocidad del traslado de un lugar a otro. Pero además, esta forma de transporte había enriquecido las relaciones que se habían convertido en artificiales en el mundo anterior debido a su naturaleza virtual. Las personas podían tener contacto cara a cara con sus familiares, amigos, amores y amantes, sin que nada pueda detener o posponer un abrazo o un beso. Las personas se sentían más cómodas viviendo en cualquier lugar del mundo al sentir que el acceso real a la gente que más querían estaba a "un botón" de distancia.

Bueno, empecé este artículo diciendo que había sido un sueño, con lo cual quedo ya perdonado por cualquier atrocidad en contra de las leyes de la economía, la sociología, antropología, física y demás ciencias ocultas y visibles. Total, soñar no cuesta nada. Feliz 2013 para todos.

domingo, 30 de octubre de 2011

De-potenciando a los High Potentials

El término "high potential" es muy utilizado en las compañías multinacionales para identificar a aquellos empleados con mayor proyección de carrera dentro de la organización. Esta categoría se adjudica a una minoría de los empleados, dado que los cuadros de sucesión suelen ser discriminatorios, si cabe el término. Y no está mal. Las compañías son organizaciones con estructuras piramidales, con bases bastante anchas donde los niveles superiores van estrechándose hasta llegar a la punta, donde uno y sólo uno ocupa la máxima posición. Esta distribución del poder dentro de las organizaciones implica que las personas que ocupan los niveles más altos llevan sobre sus hombros - y debajo de su posición en el organigrama - una responsabilidad bastante grande. Es por ello que, ante la escasez de recursos - tiempo, dinero, energía -, se elija dar prioridad al desarrollo de los llamados "high potentials", ya que de ello depende la continuidad de la organización desde el punto de vista de las personas con las máximas responsabilidades.

Los "high potentials" deben pues desarrollar capacidades que les permitan en el futuro no sólo dirigir el negocio - o parte de él -, basándose en el conocimiento técnico y funcional pertinente al rol al cual aspiran dada su condición, sino que también deben aprender a dirigir personas y a inspirarlas para lograr su máximo desempeño, sin perder el compromiso y la motivación. También deben aprender a desenvolverse en la cultura de la organización y a traspasar esa cultura a otros.

La mayoría de las organizaciones logra, en cierta medida, el primer cometido. Sus high potential entran en un proceso acelerado de desarrollo de conocimientos y habilidades para manejar el negocio o la función que podría tocarles dirigir algún día. Unas pocas organizaciones son efectivas al desarrollar habilidades de liderazgo y manejo de personas en sus high potential, ya que dedican un altísimo porcentaje de los recursos al primer cometido y muy poco al segundo. Sin embargo, una vez en el rol gerencial deberán dedicar mucho más tiempo y energía al segundo que al primero. Pero esta paradoja es harto conocida y, sin embargo, son pocos los que hacen algo por cambiar esta tendencia.

En cuanto al tercer objetivo de desarollo de un "high potential", es decir el de "enculturar" (este término lo aprendí en inglés americano y me gusta mucho) a los high potential, las organizaciones multinacionales piensan en ofrecerles una asignación en los Headquarters u oficinas corporativas, ya que éstas - así se piensa - representan la cuna de la cultura y la reunión de toda la sabiduría organizacional, definida durante décadas y que sigue siendo escrita por quienes ocupan los máximos cargos en la compañía. Es en estos lugares venerables donde sucede el "gran shock" que determina el compromiso definitivo de los high potentials para con la organización o su completo desarraigo.

Exitosos durante su carrera en los mercados, en la operación de los negocios o en las funciones de apoyo, es decir donde "las cosas ocurren", los empleados más cuidados de la compañía son llevados a la Casa Matriz para ser expuestos a la carencia de autonomía, a la imposibilidad de ser verdaderamente responsables de algo, a tener que exponer sus ideas e iniciativas al escrutinio - y muchas veces crítica - de decenas de gerentes corporativos, creando con todo ello una atmósfera de politiquería, falta de productividad y extrema burocracia que puede hacer pensar al más resistente de los "high potential" en el suicidio profesional o la huida intempestiva de la oficina de los sueños con las maletas en una mano y la sorprendida familia en la otra: "ya envío por mis cosas luego, don't worry". Así, esta asignación a la "Santa Sede" de la compañía significa para los "high potentials" un desacelerador o un reductor de potencia para evitar su inminente colisión contra la pared de la cultura de la organización. Esa cultura que fue construida durante muchos años y que se ha convertido en un monolito incólume que nadie quiere seguir moldeando. El objetivo: los "high potentials" deben ser "enculturados" de manera definitiva, o de lo contrario perecer, y con ello todos sus ideales, sus proyectos, su creatividad, sus ganas de dar 200%, o más. Una vez de-potenciados, los HiPos están aptos para volver a la operación con la certeza de que ellos continuarán el legado ganado en la oficina corporativa y seguirán, cuando ya les toque a ellos la decisión, enviando nuevos HiPos a la sede principal para continuar el proceso.

Los que no sobreviven a este proceso suelen buscar suerte - y ser nuevamente exitosos - en la operación local de otra empresa, o emprender por sí mismos negocios que les permitan aplicar sus propias ideas, su propia velocidad y sus propios valores. Y regresados al ciclo donde les ofrecen una oportunidad en la oficina corporativa de su nuevo empleador rechazan tajantemente dicha asignación. Y los comprendo totalmente.

domingo, 25 de abril de 2010

El signo de Marito no es Tauro

Hace una semana, el domingo pasado para ser más exacto, tomé la parte A del El Comercio, como cada domingo. Nunca supe la periodicidad con la cual publican los artículos que escribe Mario Vargas Llosa para El País de España, y de paso para nuestro "decano" de la prensa nacional, por eso chequeo siempre la página 4 a ver si nuestro afamado escritor fue publicado y poder disfrutar de mi dominical break fisiológico de las 10 am. con un toque cultural. Para mi alegría, MVLL y su columna estaban allí, esta vez con un título que me llamó la atención especialmente, referido a los toros y la tauromaquia. Me llamó la atención sí, como llama la atención de un aracnofóbico una araña diminuta descolgándose de alguna esquina, o para un cucarachifóbico - usualmente cucarachifóbica - las after-the-nuclear-bomb-survivors que merodean por los desagües. A mí el espectáculo taurino me parece repugnante y despreciable, y por eso, cuando una frase relacionada a éste se cruza por mi mirada, salta inmediatamente a mi vista como cartel de neón.

Empecé a leer con prematuro deleite, pensado que al fin un inteligente y reconocido hombre de las letras, y afincado en la madre del horror taurino, se lanzaba con todo contra los torturadores y voyeristas que gozan con el sufrimiento de los toros que son cruel y lentamente desangrados, mientras en sus orejas retumba el griterío de la masa que se masturba con el olor de la muerte. Gracias, dije, ése es mi Mario. Yo nunca te di la espalda, peruano ilustre, aunque tus últimas novelas hayan sido escritas con tu pie izquierdo y sus temas se parezcan a conversaciones con abuelitos seniles de pasado aristocraticón. En fin, que empecé a leer, y del respeto pasé al odio instantáneamente al comprobar que lo que MVLL hacía con el artículo no era sino una burda y ridícula apología al circo de la muerte en sol y sombra, entre mantillas y botas de vino, y familias enteras que disfrutan del desequilibrio de fuerzas aprobado más abusivo que exista hoy. Marito sostiene que, como a las langostas se les cocina vivas, o a los cangrejos se les corta una tenaza para que la otra crezca más y sea más atractiva para los paladares más refinados - entre los cuales seguro se encuentra el de MVLL -, entonces la matanza de toros en las arenas de España, Francia, México, Perú y otros países está justificada. Que los que comen la langosta o el cangrejo no tiren la primera piedra, porque disfrutan del sabor de un animal cruelmente asesinado. Me quedé helado al llegar a esta parte del artículo. No podía creer lo que escribía el señor de Lituma en Los Andes.


Continué y acabé desolado. MVLL debe tener amigos muy influyentes en Barcelona, los que seguramente aman la tauromaquia - tauricidio - y quienes le pidieron traicionar alguna parte de su reconocido cerebro para escribir esta sandez, y así poder contravenir una orden de prohibición de su celebración en la ciudad de Gaudí. Prefiero pensar eso a imaginarme que MVLL supone que, cuando una langosta es cocinada vida, cientos de Chefs y Suchefs se aglutinan al lado de la olla para gritar oles, mientras el crustáceo se revuelve al compás de la ebullición en la que está preso. O que cuarenta mil pescadores y sus familiares, envueltos en tenidas españolas, gozan con el sabor acuerado del vino de sus botas, mientras los cangrejos son desmembrados en la orilla del mar o en los peñascos de las costas. No Marito, de esas crueles muertes - concuerdo contigo en que son crueles - no se hace espectáculo ni fiesta. No creo que al terminar tu langosta Termidor hayas agarrado una de las tenazas y se la hayas ofrecido al Chef como premio por su faena culinaria. Hemos evolucionado Marito, no sé si te has dado cuenta. La tauromaquia también. Al toro le enjabonan los ojos antes de salir al ruedo para que no pueda ver con claridad. El animal ya sale sangrando de la trastienda, y se le picotea sin piedad por buitres en mallitas y chalequitos de colores llamados banderilleros, para que pierda más sangre y se debilite a cada segundo. Al bovino le retuercen un punzón gigante desde un relinchante taburete de cuatro patas, blindado para que nada le pase, mientras el verdugo se ensaña con el agonizante toro a una altura segura. Y mientras todo eso sucede, el matador, sí, el héroe de todos, observa cómo se lo dejan servido para darle la estocada que, a esas alturas del tortuoso evento, depende sólo de su puntería. Y qué más da si falla, lo vuelve a matar, porque el pobre toro ya está más muerto que vivo. De hecho, la estocada final es la parte menos cruel de la fiesta brava. Es la parte que el toro ha esperado desde que salió raudo al encuentro de su extinción.

Pero MVLL está preocupado por los pobres toritos. Si la fiesta se acaba, la raza de Lidia se extinguirá, porque sólo para eso sirven, para ser brutalmente asesinados frente a miles de enfermos mentales, símiles de salvajes con taparrabo. Seguro algún importante criador catalán le estará agradecido por siempre al escribidor, por apoyar la sostenibilidad de su morboso negocio. Pero esta vez no creo que lo logren. Los seres humanos que no entramos al ruedo somos más, y somos un poco más inteligentes que ustedes.